Mes: enero 2013

El Puente Viejo

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Mostar es una antigua ciudad en Bosnia y Herzegovina dividida por el río Neretva.

Ahí, se erige una edificación emblemática, el Stari Most o más conocido como el Puente Mostar construido en 1566 durante el Vilayato de Bosnia del Imperio Turco Otomano bajo las ordenes de Suleiman el Magnifico.

Diseñado por Mimar Hayrettin, alumno del arquitecto Sinan ibn Adülmennan, el Stari Most o Puente Viejo con influencia mediterránea, pre-otomana y otomana, de una longitud de 30 metros y una altura de 20 metros, se construyó con una singular roca caliza conocida como “Tenelija’ de gran resistencia física uniendo las laderas de la montaña Velez y la colina del ‘Ronquido’. Con el tiempo se incorporaron a esta maravillosa estructura dos torres fortificadas haciéndolo aun más elegante y distinguido.

El 9 de noviembre de 1993 a las 10:15 am este extraordinario monumento histórico fue destruido. El ingeniero eléctrico Slobodan Praljak convertido en Mayor General del Consejo Croata de Defensa, durante la cruenta Guerra de Bosnia ordenó su destrucción.

Este hecho esboza tan solo un ejemplo de la terrible guerra étnica en la que en menos de tres años murieron más de cien mil personas ante la controvertida inacción de la comunidad internacional. Casos como el Sitio de Sarajevo en el que murieron más de doce mil personas y más de cincuenta mil resultaron heridas o el llamado Genocidio de Srebrenica en la que murieron más de ocho mil personas incluyendo niños varones en fusilamientos masivos recrudecen una dramática y penosa realidad de nuestra historia reciente.

El horror puede tener varias escenas, y una de ellas fue sin duda el asesinato de mil setecientos hombres bosnios refugiados en Potočari que fueron masacrados en ejecuciones sumarias mientras sus mujeres y niñas eran violadas.

Esta fue la Guerra de Bosnia.

Más de un millón ochocientos mil personas desplazadas, el asesinato de más de cien mil personas, entre veinte y cuarenta y cuatro mil mujeres y niñas violadas, hambruna y un territorio de hermanos devastado.

Hoy, el Puente de Mostar se yergue majestuoso en el mismo lugar donde estuvo originalmente. Su compleja reconstrucción iniciada a finales del año 2001 en manos de militares españoles, de una amplia comunidad de expertos locales e internacionales, del apoyo de la UNESCO y del Banco Mundial y de manera muy especial y significativa de la gente de Mostar -utilizando las mismas técnicas y métodos  e incluso el mismo tipo de roca con el que originalmente se construyó- hizo posible que el 24 de julio del 2004 se reunificaran no solo las distintas laderas del río sino una historia entre hermanos dejando atrás el odio y la guerra haciendo del Viejo Puente de Mostar ahora uno de los símbolos de paz más importantes en el mundo, multiétnico y de coexistencia multireligiosa.

¿México, con su violencia entre jóvenes hermanos dividido no por una limpieza étnica, de genocidio y deportación, sino por el control de rutas y territorio para las drogas puede aprender de este trágico y doloroso legado?

¿Las Masacres de Foca, el Asedio a Sarajevo, la Masacre de Srebrenica, la Masacre de Sandici podrán ser suficiente presagio para que detengamos esta terrible etapa de sangre? y lo más importante ¿No es deseable que México viva una profunda reconstrucción como el Viejo Puente de Mostar que traduzca el esfuerzo y el trabajo en oportunidades de paz y el anhelo de reconciliación entre hermanos?

El Stari Most es el ejemplo.

Alejandro Mantecon

alejandromantecon@me.com